NO TE DEJES APRISIONAR, VIVE LIBRE

Por eso, amo mi trabajo en el EPA, estoy al servicio de todos, procurando solucionarles sus angustias desde mi cargo, para que no se sientan solos ni desprotegidos. Desde que entré, encontré un equipo maravilloso y cada día los invito a ser mejores y a disfrutar de todo cuanto tienen ahora. Hacer las cosas con amor, jamás será un sacrificio, no es nada comparado con la historia de vida que nos van dejando los seres que amamos.

Quiero resaltar y hablarles de una familia campesina, mi familia, por motivos de la violencia, tuvo que salir desplazada de su tierra, de su región, de su entorno, de su lugar de comodidad… El señor Ramón y la Sra. Ana, mis abuelos, por resguardar a sus hijos e hijas, por protegerlos a todos, abandonaron su casa, su finca, sus caballos y demás posesiones, eran constantes las amenazas, el hostigamiento por parte de los delincuentes de aquellos llamados autodefensas o paramilitares, que de la manera más cruel asesinaron al hijo menor de mis abuelos, a mi tío Eduardo y todo por defenderse de sus constantes ataques y agravios. Atentaron contra su vida, un joven vigoroso, lleno de vida, con grandes sueños y anhelos, de poder salir adelante y ayudar a sus padres… Mis abuelos a causa del miedo, de la tristeza y de la injusticia vivida en ese tiempo, decidieron irse del lugar donde habían construido con las fuerzas de sus manos y de su trabajo, aquel lugar donde habían forjado la crianza de sus once hijos, siete mujeres y cuatro varones. Con lágrimas en sus ojos le dijeron adiós al municipio de San Juan de Urabá, y se trasladaron hacia un lugar desconocido, a una ciudad llamada Cartagena de Indias, que solo conocían de ella por las noticias que daban en la radio, para los tiempos de fiestas novembrinas, las reinas representando a cada departamento y el jolgorio de la multitud disfrutando de los bandos. Mi abuelo, el señor Ramón, acostumbrado a cabalgar en su caballo, siendo un gran jinete, recorriendo sus tierras, y siendo piquetero en las corralejas, pasó de sentirse libre como el viento a estar enjaulado en cuatro paredes, como pájaro aprisionado, en una ciudad donde el bullicio, la contaminación del tráfico y el calor ardiente del caribe. Todo cambió para él, acostumbrado a levantarse a las 4:00 de la mañana a ordeñar a las vacas, a sentir la fragancia fresca del campo, a vislumbrar el hermoso amanecer, escuchar las aves y animalitos de la naturaleza y mi abuela, a rociar sus flores, su jardín de rosas rojas, ya todo era muy diferente en la ciudad tan distante de su lugar de origen… La tristeza y la decepción llevaron a mi abuelo a enfermarse de gravedad y al pasar el tiempo partió a los cielos, a reencontrarse con su amado hijo menor Eduardo, poder volar y ser libres, descansando en la presencia del creador, del Dios todo poderoso… “Cabalga por la eternidad abuelo mío” … Aprendí de la historia de mi abuelo la gran importancia de no dejar que las circunstancias, los eventos de la vida, me aprisionen, me pongan en una jaula, donde mis sueños no puedan volar, hay un gran deseo en mi corazón de poder surcar los cielos como las águilas, luchar y vivir tan apasionado por lo que amo. Puedo decir que la mejor herencia que mi abuelo me dejó, fue su templanza, su ejemplo, esa nobleza que irradiaba. Cada día con solo verlo aprendía, que muchas veces por más que los corazones sean heridos, siempre se encontrara el alivio con el abrazo de los seres que amamos, que el rencor y el resentimiento, solamente hace daño para aquellos que lo albergan, porque sabemos que hay un Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente que todo lo ve, y que su justicia divina nunca falla y siempre llega en el tiempo oportuno…Y así es mi esencia en el EPA, sigo siendo un ser al servicio de todos porque la oportunidad que tengo de trabajar es un privilegio que muchos anhelan. Ser mejor cada día es mi lema.

Seudónimo Caballo viejo

JOHNATAN FLÓREZ