Desde niña me ha gustado el olor que sale de las páginas de los libros, me encanta sentir su textura y suavidad. Me gusta tocar y sentir las cosas que hacen parte de mi vida, como también hablar y ver a los ojos de las personas con quien interactúo a diario.
Dar abrazos y demostrar el amor por la familia y por las personas que hacen parte de nuestros afectos podría decirse que son una de las mejores cosas que existen.
Nunca imaginé que tantas cosas pudieran ser reemplazadas con esta excesiva virtualidad y que, además, detrás de una pantalla tuvieras que ver a tus seres queridos, darles abrazos y besos virtuales… Dejar de oler mis queridas páginas y adentrarme en los libros virtuales…, un impacto estremecedor. Pero en todo caso, también se trata de ayudar al planeta en todo lo ecológico, puesto que cada vez es mayor la tala indiscriminada de los árboles.
A diario cuando reviso el correo electrónico, trato de imaginar los rostros de cada peticionario, así como imagino los personajes de mis libros. Trato de traspasar esa pantalla virtual y adentrarme en sus sentimientos y en la angustia al expresar sus peticiones pidiendo respuesta a sus inquietudes.
Luego aparecen mis compañeros Abogados, haciendo su mayor esfuerzo para cumplir con sus deberes, y yo, los observo como guardianes de lo verde de este planeta, cuando maratónicamente corren a tratar de hacer cumplir las leyes que resguardan nuestro ecosistema.
Es todo un mar de sentimientos, miedos y luchas las que ocurren detrás de mi gran o pequeña pantalla, unas veces el PC, otras el celular.
Por el momento seguiré cada día afrontando con valentía y responsabilidad, mientras acaricio y huelo un poco mi libro del momento y, acompañado del humeante café, corriendo sin respiro para darles en el menor tiempo posible las respuestas, y direccionando aquellos correos de los peticionarios que esperan ansiosos.
Selene
LIBNI MEJÍA ARRIETA